La Ataxia, cómo se manifiesta y cómo la tratamos

La Ataxia (del griego «a» sin y «taxia» orden) es un término general que describe diferentes trastornos de la coordinación de los movimientos y de la regulación del equilibrio.

Se caracteriza por diferentes manifestaciones clínicas:
– Alteraciones de la postura y la marcha: una postura estática con una base aumentada y con tendencia a la flexión. La marcha se caracteriza por ser titubeante, con los pies separados y con tendencia a desviarse hacia el lado más afectado.
-La hipotonía: un tono muscular bajo (sobretodo el que mantiene la postura).
-Descoordinación de los movimientos: se manifiesta con un movimiento desordenado, dificultades para realizar un movimiento armónico y realizar movimientos alternativos rápidos.

– Temblor intencional: temblor grueso y evidente al intentar realizar un movimiento voluntario.

– Otras alteraciones como; palabra escandida, explosiva, nistagmus de los ojos, fatigabilidad, etc. Puede haber también una alteración del ritmo sueño y vigilia y alteraciones cognitivas de aprendizaje, memoria, atención.

Para evitar el temblor en los movimientos no coordinados, el cerebro de manera inconsciente busca dejar fijas ciertas articulaciones (aumentando la tensión de los músculos) y así tiene menos articulaciones que coordinar y ajustar el tono. Por eso podemos observar ciertas partes del cuerpo siempre fijas en la misma posición, con poca variación postural y con dificultad para relajar.

En el proceso de rehabilitación es importante que el terapeuta centre la terapia en activar las zonas del cuerpo que deben mantener la estabilidad y dar seguridad al paciente de manera externa (entorno, con las manos del terapeuta) para el paciente pueda relajar y experimentar el movimiento más amplio y sin fijaciones.

El terapeuta debe analizar la postura y el movimiento que adopta la persona y ayudarle a corregirlo y experimentar un movimiento más suave, libre de fijaciones y manteniendo una postura más estable. Una vez experimentado hay que repetirlo muchas veces para que el cerebelo aprenda y utilice otras estrategias de equilibrio y ajuste el tono muscular correctamente.

¿Qué podemos hacer en casa?

Desde casa podemos ayudar a crear un espacio seguro que no haya miedo a perder el equilibrio y caerse. Espacios donde apoyarse en caso de perder la estabilidad. Vigilar los espacios donde se realicen actividades de la vida diaria como el vestido, la higiene personal, el uso del WC en cuyas situaciones se realizan transferencias (de sentado a de pie, o de sentado de cama a silla de ruedas), giros o doble tarea (mantener el equilibrio mientras subimos el pantalón, o lavamos la cara, etc.) que pueden provocar inestabilidad y tener un riesgo elevado de caída.

En la Clínica de Neurorehabilitación tratamos desde hace más de 20 años este tipo de problemas, dando importancia a la mejora de la calidad de vida influyendo en las capacidades de equilibrio y en la calidad del movimiento.