Algunas personas, tras sufrir un traumatismo craneoencefálico, un ictus o tener una enfermedad neurodegenerativa pueden tener, entre otras consecuencias, dificultades para tragar alimentos sólidos, líquidos o ambos. Es lo que se conoce como disfagia.
Desde la logopedia podemos ayudar a mantener, mejorar o eliminar esta dificultad.
Podemos trabajar con diferentes técnicas y materiales.
- Uso de espesante. Quizás el más común y conocido. Mezclado en el líquido con el fin de encontrar una textura óptima para evitar el atragantamiento.
- Limón. Su sabor ácido genera mayor cantidad de saliva y estimula las ganas de tragar, acción que, en ocasiones, está
retrasada o a veces extinguida. - Airset. Esta técnica consiste en formar espuma a partir de agua y unos polvos preparados para ello. La espuma permite
estimular la deglución y trabajar los movimientos tanto internos como externos de la boca, necesarios para poder tragar. - Uso de olores. El olfato es uno de los sentidos que menos se usa en la rehabilitación. Lo cierto es que, hay algunos olores o aromas que también ayudan a estimular la deglución provocando una mayor salivación. Visualizar y oler una comida preferida; el olor de las aceitunas, del café, del queso. A cada persona le estimula un olor diferente, sólo hay que identificarlo.
- Masaje. Masajear la musculatura oral y laríngea.
Estas son algunas de las herramientas que se usan en la rehabilitación de la disfagia que, complementadas con pautas y
ejercicios, pueden ayudar a mejorar la deglución. Es importante poder tragar bien, de forma segura y eficaz, o buscar la manera de poder tener una buena nutrición e hidratación.