Síndrome del empujador

Los pacientes con síndrome empujador sufren una alteración de la percepción de su propia postura en relación con la fuerza vertical de la gravedad.

A menudo presentan falta de control postural o equilibrio para mantenerse sentados, de pie, o caminar. En estos casos, en lugar de aferrarse a algún objeto con la mano sana para no caer, se empujan con alguna de las extremidades, inclinando su cuerpo peligrosamente hacia el lado afectado.

Por este motivo, este trastorno se denomina síndrome del empujador.

Alteraciones perceptivas

Este síndrome puede coexistir o no con heminegligencia. El paciente puede presentar falta de atención hacia los estimulos presentados por el lado contralateral a la lesión o hacia su propio lado hemiparesico, pero esta no es la causa de la alteración de la verticalidad.

Los pacientes presentan una alteración de la percepción de la Vertical Postural Subjetiva (VPS), percepción subjetiva de la propia verticalidad, en relación con la fuerza vertical de la gravedad. El comportamiento empujador está asociado a una percepción errónea de la orientación del cuerpo en relación con la gravedad.

Conservan la capacidad de procesar la información visual y vestibular. La Vertical Visual Subjetiva (VVS), capacidad de reconocer la vertical en el entorno se mantiene intacta. Sin embargo, no logran alinear su cuerpo con la lineas verticales que ven en su entorno.

El hecho de que al cerrar los ojos disminuya el comportamiento empujador, podría indicar que existe un conflicto entre los dos sistemas de referencia VVS y VPS. El paciente presenta un desajuste en la integración de la información visual y su percepción postural, de manera que se encuentra alineado con la fuerza de la gravedad, cuando en realidad está inclinado unos 18º hacia el lado hemiparetico.

Alteración del equilibrio y riesgo de caída

En este síndrome existe un riesgo de caída importante, ya que el paciente no percibe peligro cuando en realidad se está cayendo.

Existen 3 variables que se deben tener en cuenta para diagnosticar este síndrome:

  1. Postura inclinada hacia el lado patético en posición vertical, ya sea en sedestación, en bipedestación o durante la marcha. En los casos más graves o en las primeras semanas después del ictus, los pacientes muestran esta actitud empujadora incluso cuando están tumbados.
  2. Hiperactividad del brazo o pierna no parética, que empujan el cuerpo activamente hacia el lado afectado, inclinando lateralmente el eje corporal.
  3. El paciente ofrece resistencia a la corrección pasiva de la postura por parte de una tercera persona.

La importáncia de un buen manejo en las actividades de la vida diária

Es importante no luchar contra la fuerza de empuje que ejerce el paciente y ofrecerle referencias en el lado no parésico para que al realizar las actividades de la vida diária, no empuje.

Cabe destacar, que si insistimos en esta corrección pasiva la postura observaremos entre otras compensaciones, una flexión de la extremidad inferior hemiparética con falta de contacto del talón con el suelo.

Hay que prestar especial atención a las compensaciones en este tipo de pacientes. Si en el momento de ayudar a realizar transferencias, vestido o higiene personal, se verticaliza pasivamente al paciente y este sigue empujando, aprenderá a utilizar estas estrategias erróneas para mantenerse en sedestación o en bipedestación. Con el riesgo de que en poco tiempo presente acortamientos musculares y tendinosos importantes.

De manera que el manejo del paciente empujador, requiere del asesoramiento por parte de un profesional especializado en neurología para que el paciente aprenda a utilizar correctamente el hemicuerpo no parésico y logre activación extensora del hemicuerpo más afectado por la lesión cerebral.

 

Laura Arévalo

Fisioterapeuta

Colegiada 6892